la medula espinal de los gatos

mayo 17, 2012

Con título


“Unos pocos peligros sensatos” 
Patricio Rey y sus redonditos de ricota

Para ser escritor
no es necesario
ser erudito
ni drogón
es necesario
cometer los crímenes
pertinentes.

Différance


Había que escribir un ensayo
para decir soy
La cosa es que: no es lógico
legitimarse en otro charco
que no es el de uno mismo.

La poesía es esa prostituta joven
que te hace los combo plus extra
si se lo pedís de buena forma.
Pero la palabra es una prostituta vieja
manoseada por todos,
con un cuchillo en la espalda
por si la dejas.

Escapar del esoterismo


Hoy me crucé con mi suerte.
Me dijo “déjate de joder supersticiosa,
ya me estas paspando la paciencia”.

Muy amistosamente le sonreí
(como un Teddy avergonzado)
y
le partí la cabeza con una espada,
(para conservar la justicia poética)

Entonces:
eché sal sobre mi espalda,
toqué madera,
hice un lazo,
cacé un conejo,
y me toqué
la teta izquierda…


27


27 latidos por segundo
dos tetas que suben y bajan
y una imaginación que proyecta
en el espejo
una imagen:
es invierno y una mujer camina
por medio de una lluvia de pelotitas
de telgopor

Entonces se detiene
porque la fricción
dejo la cuenta en forma de quemadura
y pincha
y la mancha es como el barro pegado
a la cara de un albañil

la poesía es hermosa, dice
y llora.

Comillas


                                Escrito en pos de Ambar la luna, 
                               que es Verbo y después palabra.

Yo se que vive entre las comillas
yo se que habla desde el silencio
que es un forma de crear
el desorden de las cosas.
Que es una forma que aspira
 a distinguirse en la hoja
(como  un palabra clave
como un mosquito molesto).
Cuando con vos
 no hay
ninguna adivinanza
impresa de moralejas,
solamente un espacio
entre los tatuajes
que dice:
yo lo quiero, yo lo hago.

De pronto recuerdo
cuando pasas pateando las cabezas
en el basurero de cuerpos
pavimentados.
Que jugas con un
cigarrillo entre los dedos,
pensado como se habrán masturbado las ninfas
si realmente existe el infinito
Si te querés morir
o no.

Yo que vengo de otros lares,
que vivo entre los paréntesis,
entre aseveraciones al cohete,
y miro inquieta tu excentricidad
(vale aclarar que esta última palabra me hace acordar mucho al monstro de chicle)

Y vos me dices
que así es, que bla-bla, que vení, que tun-tun, que pa-pa, delirá

y yo me relajo
y  me acuerdo,
que vives entre las comillas
que hablas desde el silencio.

                                Por:  La virgen loca.

Vio la mano


Vio la mano. Imagino que se le agrandaban las pupilas. No entendía las voces que venían
caminando por el pasillo. Sentía la amenaza al descubrimiento en la misma frase "Flaco tráeme la toalla". Pero estaba inmovilizado en la imagen:
La mano y la sangre
 La mano con sangre
La mano y el arma
La mano con el arma
La envenenada
La enferma
La culpable
del gesto plástico en el rostro de una mujer que yace. Yace con el pecho desnudo donde se pierde cualquier certeza de salud mental. Se da cuenta, y entonces respira para adentro. Se da cuenta que va a necesitar un abogado y las explicaciones a la policía y los otros presos y las barras de hierro y mi vieja y mi viejo y mi casa y mi cama. Lamentable.
Sin embargo todavía no puede quitarse de la imagen: la mano con sangre.
La mano con sangre que se sostiene en el aire como por arte de magia.
Y tiene que huir, pero tiene que devolver la llave
y pasar por el sentimiento de incomodidad insoportable.

Y de nuevo: Flaco la toalla...
                                    Eh flaco...
                              ¡Me falta una toalla flaco!
                         ¡Flaco!
           Sí flaco vos...
¡Eh!
Empieza a sentir que los músculos se le contraen. Recuerda su posición fetal en el vientre de su madre, o bien,  se la imagina. Espera la calma -esa calma-. De pronto siente la contracción en sus vísceras. Como si una arteria se encargara de coser su estomago a su corazón y éste a su hígado, y así. Y ceñirlos, ajustarlos entre sí y sobre sí mismos, hasta más no poder. Y le duele. Le duele pero no puede hacer nada. Algún intento de movimiento seria como condenar a la hoguera al poema ferpecto.

Sabe que es una locura actuar como humano, pero una locura peor sería el intento de escapar. De escapar del torbellino de voces que lo envuelve. El torbellino que, a destiempo del pulso, lo sana
                                                                                                                                                                y lo salva.

Sale del trance a causa del gemido.
Vive.
Hace un gesto con la boca que serviría para ejemplificar cualquier teoría sobre la decadencia.
Y bueno, sí entre toda esta chatarra estamos obligados a nadar. La gloria es saber cómo tomar aire. Y entonces él repite el gesto. Se tranquiliza.
Y ya no importa el cauce de la sangre. Ni Andrés.

Y yo/vos


me he despertado
en medio de la noche
y  mi alma
ha tenido
vigilias errantes
si es que existe un alma

no sé

pero en mi frente se posaba
un yunque
despacio
con ideas como tu suicidio

 sí

 y me sucedía

vos sentado en el borde la cama

vos mirando la ventana

vos  con un soga en la mano

 y de la nada

vos mirándome con cara
de payaso macabro
de nuevo
sonriendo
sabiendo que no te detendría

pero vos, y sí

tu sombra colgada del techo
tus pies en cuadro surrealista
y de nuevo…

vos espantándome
vos culpándome
vos señalándome
y yo bajando un cuerpo
y yo cortando un nudo
y yo sin llorar
y yo aceptando
y ya basta.