la medula espinal de los gatos

enero 31, 2010

No sé que.





 I
Querido amor, con vos mi fortuna se malgasta, mi deseo se dilata.
Ángel que nunca visita mi ventana, llamas azules, caballos tristes.

II
Infiel, inaudita, inane.
Quiero dejar de despertar.
El remordimiento de mi existir quizá sea lo que me amenaza y hace que escriba estas miserias, como si fueran una prenda que cumplir.

III
Quiero entrar en el sueño para dejar de observarlo desde arriba, como a todo lo horrendo. Quiero poder deslumbrarme con esto que no sé. Quiero romper la esfera de cristal donde se protege la esencia de lo sobrenatural, lo abstracto, lo inaudito, lo paranormal.
Absurda belleza.

IV
Mis palabras ya no se dirigen a ningún lado, hacen perder a mi sentido común. Impaciencia, impotencia. Llevo un tatuaje ajeno, que debo borrarlo despacio, tal vez allí encuentre mi alivio.

enero 15, 2010

Intento

Desarmo, armo. Intento escribir.

 Es como si fuera que un ventilador en mi cabeza hace revolotear unos papelitos con diversas frases o palabras. Entonces, mis ojos quedan colgados en cualquier cosa que pueda describir con las letras, o algún absurdo hecho que pueda reemplazar por precisas/preciosas palabras para explicar cualquier emoción que corre por mis venas.

Escribo, borro, abuso de mí.
Vuelta. Intento escribir.

Entonces cuando empiezo, no puedo controlar mis manos, parecen dos insectos que van y vienen enloquecidos  por el temporal que esta por venir lejos de mi lengua. Las compadezco, como a Gregorio, nunca podría matarlas.

Sepan: ¡Los ojos locos no ven lo que yo veo! demasiados obsesivos con lo que no hay.

La belleza se encuentra en lo íntimo de la realidad, en el mensaje entre líneas, el carozo de la fruta, el polvo que seremos el día que las ultimas flores se marchiten.

enero 10, 2010

Palabra fina

Una telaraña en la ventana
Una flor sobre el televisor
Lo tontos que viven de canciones de amor
No dejan sus rastros en la luna hoy.

El mejor de los malos recuerdos
Vagabunda entre tu sien
Escolanía que hacen sus oraciones
Para que no les cante el pecado
Y la suerte de los desgraciados
Que bailaran para sus sombras hoy

Y la oscuridad invade incandescente a los ojos de mar,
Mar que refugia en su naturalidad a los hombres
Que se van escapando  de sus miedos
Para silenciar aquellos recuerdos
Para no sentir los escalofríos del leviatán

En la sacristía de la vieja parroquia
Hay dos velas verdes encendidas
Guardan los mayores secretos del morbo
Y saben que en algún otro momento llegara la tempestad

enero 05, 2010

Dialogo de los pies cansados.

H- Veni, bailemos.

M- No, no puedo.

H- ¡Vamos! recién empieza la milonga y todavía quedan  muchos traspiés por hacer 

M- Que importa, si yo no bailo.

H- Todos bailamos esta milonga.

M- Estoy borracha, a un costado oscuro de la pista. Sentada, con los ojos rojos. ¿Yo?, yo no bailo

H- No, es que el tipo con el que bailabas no te supo llevar

M- El tipo con el que bailaba me dejó aquí sentada. Y ahora, no te puedo ver.

H- Yo si te veo.

M- Sólo vos me ves.
  
 H- Entonces deja que yo te lleve.


Enzo Mitre
Maria Julia Jorge Auad


Momento III Dibujando con los pies la luna.


¿Que quedara para después, si rompemos el cristal ahora?

Mirémonos por un segundo, pero que ese segundo se torne eterno, para que esa mirada se haga penetrante, para que la piel se nos cure.

Se ennegrece la imagen. Ensueños.

 Después, esta nublado, hay una pesadez. Al levantarse, la imagen de una bestial mujer en la frente, pero que esta ausente. En pie, aunque todavía algo perturbado, escribe un poema maldito.


- De alguna manera mentimos y estas palabras sucias no bastaran para sanarme.-