la medula espinal de los gatos

junio 01, 2010

Velas

Los ruidos que
Se intensifican
Mi cuerpo en estado de sitio.
Siempre el mismo incentivo
Y las palabras junto conmigo

Cuido mi parpadear
no me estoy haciendo funcionar.
Ruedo, y caigo en la cama misma,
y el cuarto junto conmigo.

Un poema lleno de excesos, y defectos
Contradictorio, antónimo y viceversa.

Me retiro y me arrastro por el suelo
hasta  un rincón vacio
necesito otra perspectiva,
algo tiene que pasar.

Cuando me despliego
Me sostienen dos hilos.
Uno se enrolla en mi cuello
Manteniendo mi cabeza en alto
A veces tira tanto que siento el occipital
Unirse a mi cervical, y este dolor insoportable
Surge un poema reflexivo, surge de nuevo el Leviatán celestial
El segundo hilo,
 se desprende desde mi cadera
 Por que no se vale apoyar los pies en el suelo
Ya que esto traería el fastidioso juego
 de no pisar las líneas de división de las baldosas.

En  las pesadillas solo me arrastro
Yo misma corto esos hilos,
Tengo el rostro endemoniado
En mis pesadillas las líneas de división de las baldosas
raspan mi cara, mi cuerpo
que a propósito  trata de lastimarse con ellas
con pedacitos de vidrio, con huellas de barro,
tierra fina y palitos de chupetín,
Y después de este arrastre
Llego a charco de agua estancada cerca del cordón
y no veo ningún reflejo, sangre negra moviliza el agua
Y esto es un milagro.

Mi conciencia es un perro vagabundo que anda cerca, se mueve frenético, convulsionado, se mueve insoportablemente, sus ojos están en llamas y no ladra.

 

En condiciones de poeta, me condeno para siempre.